Por Lord Cernunnos
Ya hace más de diez años que inicie mi camino
dentro de lo que se conoce como “El Arte Wicca” o “Arte de los Sabios” durante
mi caminar me he ido encontrado con toda clase de conocimientos mágicos que me
han llenado la mente de las más exóticas ideas de lo que el hombre ha considerado que es la magia y su origen.
Desde niño siempre fui un gran soñador,
elevando en todo momento mi mente hacia las estrellas y soñando con mundos mágicos
y místicos a los cuales mi raciocinio no podría alcanzar, sin embargo mi
imaginación mágica se elevaba más allá de de la mente y aterrizaba en un mundo
de sueños y fantasías que parecían ser más tangibles y reales que el entorno en
el cual me desarrollaba físicamente.
Probablemente para un niño es más fácil
conectar con ese universo mágico que nos envuelve y permea, ya que el niño
mantiene viva esa facultad de imaginar y de crear todo tipo de universos y
cosas que le permiten caminar por un mundo como el nuestro, tan lleno de
contradicciones materialistas y dualidades sociales. Ahora pienso que solo
cuando somos como niños es que podemos alcanzar nuestros sueños y volver a ser
co-creadores de una multitud de sistemas y galaxia, de dioses y de artefactos
mágicos, de hechizos y embrujos que ayuden a cambiar el mundo.
Estas lineas las escribo como un intento de reivindicar
nuestra cultura mágica en Meso América herencia de siglos que se encuentra
grabada en el inconsciente de nuestros pueblos y que es necesario que
rescatemos.
Primera parte
1.
La
herencia transmitida de diferentes fuentes.
La brujería se ha caracterizado porque ha
estado presente en todo el mundo, a lo largo de todas las culturas y los
tiempos de la humanidad; no pretendo realizar debates antropológicos al respecto
ya que mi intención no es demostrar nada , sino plasmar algunas de mis ideas al
respecto y para ello es necesario hablar sobre el sincretismo que es otra de las cualidades que nos
caracterizan a los brujos y brujas ya que quizá este sea el que nos ha
permitido sobrevivir y que nuestras ideas se hayan mantenido a lo largo de la historia.
En Mesoamérica a lo largo de la colonia hemos
recibido toda una afluencia de materiales y conocimientos provenientes de
España en cuanto a la brujería se refiere; poco a poco estas corrientes fueron fácilmente
asimiladas por los adeptos a la brujería e incorporadas a las prácticas de los
curanderos quienes habían aprendido sobre la magia de las plantas de parte de
los indígenas, y es que no hay que olvidar que dentro de los diferentes rangos
que tienen algunos grupos indígenas uno de los cuales se escapa de la sucesión
de sanguínea o de clan es el de Awa o curandero de la selva, este médico brujo
de cierta forma realizo una sincretizaión de las enseñanzas indígenas pudiendo
transmitir gran parte de este conocimiento a los criollos y mestizos. Ni que
hablar de la influencia de los judíos, los cuales trajeron toda otra gama de conocimientos
mágicos que rápidamente fueron aprovechados por nuestros pobladores más
eruditos en el Arte de la magia; se dice que Escazú fue uno de los lugares
donde en épocas de la colonia los Judíos solían realizar sus ceremonias
nocturnas y secretas, debido a que los campesinos de la colonia veían sus prácticas
como demoníacas; quizá de ahí provienen una gran cantidad de las leyendas que
encierra esté pueblo. En fin, de lo que no hay duda es que los Judíos trajeron
con ellos todo un conocimiento práctico que como decíamos paso a formar parte
de nuestro acervo mágico.
Los italianos fueron otro de los pueblos que
aportaron su buena dosis de magia y misticismo, así como lo hicieron en Europa
por medio de las tradiciones de las brujas Estregas, las cuales pasaron a ser
el símbolo de la bruja que conocemos hoy en día de forma comercial.
La cultura Afro-caribeña nos trajo toda otra
gama de conocimientos entorno a las practicas bruje riles provenientes de África
de las cuales podremos hablar más adelante. En fin todas estas y muchas otras
influencias han sido parte de lo que denominamos en este libro como la Brujería
Mesoamericana o Meso brujería, todo un conjunto de prácticas y creencias que
han sobrevivido en el pueblo en forma de agüizotes, rondas infantiles,
historias fantásticas, gastronomía, arquitectura, etc.
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